⚾️ Agradecido por el proceso: lo que aprendí de mi historia con Scott Boras

Todo comenzó en el año 2005, cuando tenía apenas 14 años. Un día, mi familia recibió la visita de Domingo Ramos, quien nos habló sobre la oportunidad de trabajar con Scott Boras, considerado en ese momento el mejor agente del mundo del béisbol.

Para mí y mi familia, eso fue un motivo de orgullo. Pensábamos que el futuro estaba asegurado, y que mi carrera sería guiada por los mejores.

Durante los años siguientes, recibí apoyo total: bates, guantillas, zapatillas, ropa, vivienda y ayuda económica para mi madre.

Era el prospecto internacional número 1, reconocido por Perfect Game en 2006. Todo parecía perfecto, y a mis 15 años creía que mi sueño estaba a punto de cumplirse.

En noviembre de 2006, fui invitado a Los Ángeles por el propio Scott Boras. Conocí a jugadores, asistí a juegos de la NBA y hockey, y compartí con personas increíbles.

Fue una etapa inolvidable.

Recuerdo especialmente haber conocido a Nick Adenhart, quien años después falleció trágicamente. Su partida me enseñó algo que nunca olvidé: la vida puede cambiar en un instante, por eso debemos vivir con gratitud.

Unos meses después, Scott Boras me llamó personalmente para decirme que tenía una oferta de los Cleveland Indians por $2.9 millones de dólares. En ese momento sentí que todo mi esfuerzo, los entrenamientos, las horas bajo el sol y los sacrificios de mi madre habían valido la pena.

Pero no todo fue como esperábamos. Una confusión en mi declaración de nacimiento, donde aparecía que había nacido el 30 de septiembre en lugar del 30 de julio de 1991, cambió el rumbo de todo. La oferta fue retirada y el sueño se detuvo.

Después de meses de entrenamientos en la academia de Cleveland en Boca Chica, sufrí una lesión en el psoas ilíaco, y mientras me recuperaba, el apoyo económico de la agencia fue retirado.

Me sentí solo, frustrado y confundido. Sin embargo, hoy entiendo que esa etapa fue necesaria.

Pasaron los años, y lo que antes me dolía, hoy lo agradezco. Agradezco a Scott Boras por haberme mostrado desde joven cómo funciona la industria profesional del béisbol.

Agradezco a Domingo Ramos, quien creyó en mí y me apoyó cuando más lo necesitaba.

Y sobre todo, agradezco a Dios, porque entendí que a veces los caminos que parecen cerrarse solo te están preparando para una misión más grande. Aquella experiencia me enseñó que el talento no basta. Necesitamos educación legal, financiera y ética para cuidar nuestros sueños.

Gracias a lo que viví, nació en mí el deseo de convertirme en un agente que proteja, eduque y oriente con integridad a los jóvenes peloteros.

Hoy, con la madurez que me dio el tiempo y los estudios en Sports Law, puedo mirar atrás y decir:

todo valió la pena. Porque si no hubiera pasado por ese proceso, quizás nunca habría entendido el verdadero propósito de mi vida:

crear una nueva cultura de representación transparente y humana a través de Morocho Magna.

Mi historia no es una queja, es un agradecimiento. Agradezco lo que tuve, lo que perdí y lo que aprendí.

Cada experiencia me preparó para ser un hombre de fe, propósito y liderazgo.

Hoy miro hacia atrás sin resentimiento. Cada obstáculo me enseñó disciplina, paciencia y carácter. Aprendí que los tropiezos no son castigos, sino entrenamientos de la vida.

“El conocimiento, la fe y la gratitud son las verdaderas herramientas del éxito.”

– Edward “El Morocho” Salcedo ⚾️

👉🏽 En una próxima entrega contaré cómo logré superar aquel capítulo y lo que tuve que hacer para finalmente firmar con los Atlanta Braves.

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